domingo, 26 de marzo de 2017

PRECISIONES A FRANCISCO MARTÍNEZ MEJÍA, AUTOR DEL LIBRO: Jóvenes de los setentas.



El siguiente documento ha sido extraído del periódico No. 175 "El Insurgente" Órgano de análisis y difusión del Partido Democrático Popular Revolucionario y del Ejercito Popular Revolucionario a través de el Centro de Documentación de los  Movimientos Armados (CEDEMA.ORG).



En todo este tiempo no habíamos tenido la oportunidad de leer detenidamente todos los libros que han escrito ex combatientes guerrilleros que pudieron seguir con vida, así como tampoco todas las tesis académicas para licenciaturas, maestrías y doctorados, pero en las que sí hemos leído nos hemos dado cuenta de que en la mayoría existen, por la forma en que se desarrolló el movimiento revolucionario en nuestro país, muchas imprecisiones y malas interpretaciones por lo que no cubren los requisitos necesarios para mencionarlos en otros escritos y quienes los citan sólo le dan vueltas a un mismo círculo viciado de origen porque se basan en informes policíacos hechos a modo.

Poco a poco y con mucha prudencia nosotros hemos considerado que es importante aclarar algunas imprecisiones, hablamos de prudencia para no caer en actos voluntariosos o datos  inexactos y menos datos verdaderos no conocidos públicamente que sirvan a la inteligencia del Estado, porque hay algunos autores que parecieran provocadores al escribir sus libros. Hemos existido por mucho tiempo gracias al esfuerzo, la abnegación y congruencia ideológica de nuestros militantes que han caído en las garras del enemigo aunque muchos de ellos, al salir libres, no se hayan incorporado nuevamente en nuestras filas pero, reconocemos su valentía, su lealtad y sus principios, todo ha sido en paz y si algún reproche pudo haber habido el tiempo y la madurez los ha hecho personas capaces y brillantes en su cotidianidad.

Uno de los libros que hemos leído es la primera edición de abril de 2015 que se titula Jóvenes de los setentas, del amigo Francisco Martínez Mejía, del Taller editorial Casa del Mago de la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, México.

Y lo que podemos decir es que al amigo Mejía le llamábamos cariñosamente “cachetes” y solo algunos compañeros de nuestra organización sabíamos de ello.

Así que entremos en materia.

En su página 28, menciona a Benjamín Ramírez quien lo presentó con Francisco Márquez a quien se  le conocía como Fulgencio y a Miguel Topete. A Fulgencio le llamábamos Pujanzas, llegó a la ciudad de Oaxaca junto con Camilo, Pedro Orozco Guzmán, a un domicilio que solamente dos compañeros conocían, platicamos y por ser una casa familiar se les atendió como se debe atender a un compañero, de ahí se les transportó a una zona campesina en donde contábamos con una amplia base política en donde se encontraba el Tobi, José María Ortiz Videz, a quien también se le había llevado días antes, ahí estuvieron como en su casa, se acordó con ellos y organizamos que atravesaran una cordillera en donde al avanzar serían apoyados por toda una red de compañeros para llegar a otro poblado en dónde también había base política, y las autoridades de ese municipio eran parte de la organización revolucionaria.

Un municipio donde la voluntad popular triunfó en las elecciones y fue reprimido militarmente para no reconocer su triunfo, resistió con una gran fuerza popular, el gobierno tuvo que ceder, la única condición que les pidió para reconocer la voluntad popular es que pertenecieran a un partido político y para no inscribirse en el PRI lo hicieron en el PAN, que en ese tiempo no era más que un reducido partido de oposición, esa fue en esos momentos la táctica de nuestra organización porque no había otra posibilidad. 

Esta acción ocasionó que el gobierno de la entidad siguiera reprimiendo pero al unirse otros municipios, relativamente, los dejaron de hostigar, entonces los tres compañeros vivieron a plenitud su estancia ya que Camilo y Pujanzas venían huyendo de la agudización de la represión en Guadalajara. Al hacer la travesía el compañero Fulgencio al caminar pujaba por el esfuerzo, de allí que cariñosamente le empezáramos a llamar Pujanzas. Se dedicaron a entrenar y a cazar, teniendo un trato especial y protección de las comunidades.

Queremos aclarar que lo de pertenecer al citado partido fue una táctica, ya que en esos pueblos teníamos un pequeño campo de entrenamiento militar y político que proteger.

Esto lo comentamos porque ya nos conocíamos de tiempo atrás porque en la Casa Sonora nos reuníamos, para  no exagerar, como 50 jóvenes de todo tipo para entrenar Karate militar y tener pláticas de politización. Fue ahí, que el instructor, por una imprudencia, le pegó un fuerte golpe en el xifoides al compañero Miguel Topete de ahí que posteriormente se volvió un chascarrillo que siempre le recordaban y él también recordaba aquel pesado entrenamiento y la influencia del instructor, esto, todavía antes de que lamentablemente falleciera.

No interesa mucho si se le llama a los compañeros de la Casa Sonora “independientes” ya que el trato que se había hecho con el Clark era ése porque se empezaba a utilizar ya la clandestinidad para que no se pusiera en peligro la integridad del instructor.

También ahí se conoció a Arnulfo Prado el Compa citado en su página 35 y en la juventud comunista se conoció a los hermanos Campaña, a Samuel Meléndrez Luévano, a Benjamín Castañeda, a los Antonios, a Rosita, a Fabián, Juan Reos, Amalia Meléndrez, Arturo Rosas El ministro, a  los que llegaban del D. F. como Gerardo Unzueta y muchos más.

Los entrenamientos fueron una necesidad para la mayoría de los muchachos que empezaban a consolidarse como Frente Estudiantil Revolucionario (FER) para defenderse de las agresiones físicas de los miembros de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y en la Casa Sonora también hacíamos la propaganda en su contra y se organizaban en grupos que ya para entonces les llamábamos comandos para pegar y repartir la propaganda.

En esos tiempos ya se repartía como si fuera volante nuestro lineamiento político de la Unión del Pueblo y lo dábamos como si fueran “virotes salidos del horno”.

En el capítulo 2, pág. 38 y 39 en el que mencionas el secuestro del cónsul Terrence George Leonhardy queremos hacer una precisión:

Se había quedado a nivel de la elemental dirección del grupo, que al calor de los acontecimientos quienes se iban a responsabilizar de la coordinación general de la acción se llamarían Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), porque como tú dices estaba el Milton, Héctor y el tiburón Meléndrez entre los más conocidos pero, atrás de ellos había una estructura fuerte y adecuada como organización revolucionaria, por la cual todavía existimos hoy y como PDPR-EPR no podríamos ni debemos dar mayor información.

Sin embargo, realizaron la acción sin dicha coordinación, razón por la cual nuestros compañeros hicieron el mejor de sus esfuerzos para agregar a la exigencia de liberación de los hermanos Campaña y Robles Garnica una lista con el nombre de otros presos políticos, ya que la única razón de la acción era poner en libertad a los Campaña como única voluntad de su hermano Ramón, quien en lo político, tenía una gran incomprensión por desconocimiento de la teoría marxista, a él lo movía su “buen corazón”. De eso nos dimos cuenta desde las primeras pláticas que tuvimos.

En la pág. 42, de la llegada del Tobi  a Guadalajara a quien como joven le gustaba hacer sus brindis y en éstos siempre comentaba sus anécdotas por lo que era natural que les diera “la fiebre de los explosivos” no sólo a Ray Hernández Castillo y a Camilo como tú dices pero, al ver la causa de lo que estaba ocasionando se planteó que Tobi dejara Guadalajara y regresara al D. F.

Eran tales sus anécdotas que muchos de ustedes lo creyeron invencible e inalcanzable por el poder burgués, así que cuando lo detuvieron sintieron un gran temor de ser aprehendidos, que ante “la grandeza” de su condición revolucionaria, pues si a él lo habían detenido, cómo les iría a los que tuvieran menos experiencia.

Desconocíamos que tenías baldado un brazo y no lo tomamos en consideración. La precisión es que si lo hubiéramos sabido, lo hubiéramos resuelto de la  mejor manera con auxilio médico especializado.

En la página 53, sobre la lista que se hizo para que los presos salieran hacia Cuba habíamos opinado sobre la inclusión de algunos compañeros más y esa lista la dejamos con Ful y Camilo; anteriormente a esta acción, como tú dices en la misma página, todavía no tenían un nombre porque era tal la efervescencia del movimiento, la desesperación y la falta de lectura que no podían hacer un lineamiento político que les diera cohesión a pesar de que nuestro lineamiento, como te decía antes, se había repartido a diestra y siniestra con el propósito de que por lo menos fuera un guía para la acción pero, como estaban tan dispersas la fuerzas todos querían monopolizar el movimiento. De nosotros nunca fue ni será nuestra intensión, ver entrevistas del PROCUPPDLP en la revista Por esto!, Núm. 216 del 4 de junio del año 1986.

En el capítulo 3, pág. 63 se dice que la Liga Comunista 23 de Septiembre copó a casi todo el FER, eso no es cierto, muchos de nuestros compañeros coadyuvaron a hacer de la Liga lo que hoy dicen que fue.

En la pág. 85 al final se ve que nosotros no andábamos tratando de obtener más dinero de lo que era justo, aunque en páginas posteriores caigas en contradicciones al escribir que después se les fue a pedir todo.

En la pág. 112, el trato que dieron los cubanos a los que llegaron a la isla no podía ser de otra forma. Y algunos no comprendieron desde un principio lo que se planteó, que era un favor del gobierno cubano a Luis Echeverría, ver entrevistas en la revista Por esto!, antes mencionada, también dices en esa página que mandamos del D. F. a unos chavos pueblo, flacos y morenos, no sabemos que quieres decir con chavos pueblo, flacos y morenos lo que es cierto. Lo que no es cierto es que hayamos mandado a pedirles coches, armas, tiros y dinero.

Luego dices que “el gordo” dijo “estos oaxaquitas, creen que somos sus papás o sus maridos”, consideramos que pones palabras en su boca, que no nos atrevemos a creer, luego dices que la brigada del flaco quedó en el aire coordinada sólo por las FRAP, otro desacierto y en la pág. 113 escribes que comenzaron el año con el ajusticiamiento de Ramírez Ladewig, situación que al comentárnoslas publicamos en nuestro periódico Proletario, la verdad que nos habían comentado ya que ustedes no lo habían reivindicado, porque no sabíamos su intención de ocultarlo, no sabemos aún la razón por lo que no querían darlo a conocer aunque después sí lo hicieron, nosotros lo hicimos no como una delación sino porque fue una tarea revolucionaria.

En la página 127, mencionas a David López Valenzuela, el Tomi, recuérdate que cuando hablaron con él en una de sus casas que suponemos que era de seguridad y nos llevaron para ser testigos de honor, cuando discutían sobre dinero, no situaciones políticas, el Tomi llegó a tal violencia que salió de la casa rompiendo toda norma de seguridad y ustedes no hicieron nada, por lo que nosotros nos retiramos.

En la página 148, cuando mandaron un emisario a Cuba para “llevarles dinero a los expatriados”, de regreso éste trajo unos casetes con la voz de Alfredo en los cuales todo lo que decía eran aberraciones que no iban de acuerdo con una política revolucionaria, tú sabes lo que decía y sería bueno que lo publicaras porque realmente dan pena ajena. De ahí que nos diste una fórmula química y al estudiarla, un doctor en esa materia nos dijo para qué servía y dijimos… esto es una locura.

En relación a la invitación a participar en una escuela de cuadros de la UP en el D.F. que relatas en las páginas 161, 162 y 163, te recuerdo que no fue así, no son nuestros métodos, el lugar donde se realizó la práctica era una zona de la organización, es decir, base política de la revolución. En la página 168, dices que llegaron unos chilangos de la UP “que traían un ultimátum de Tiburcio ya no era una invitación de integrarse sino una exigencia de someterse, igualito que años antes les habían dicho los de la Liga 23 de septiembre”, primero: nunca exigimos que nadie se sometiera y a nosotros nunca nos dijeron esas palabras los de la 23 de septiembre, de lo que nos acusaron fue de ser campesinistas por plantearles nuestras experiencias de construcción de la base política en las zonas rurales y discutir posiciones teórico políticas, después de eso dieron la consigna de asesinarnos, más otras cosas, de ello fueron testigos y desgraciadamente ya no viven Pedro Orozco Guzmán y Miguel Topete y este caso debió de haberlo comentado Miguel.

Luego dices que “el ambiente se puso ríspido y al decir de los chilangos que si habían tenido miedo de decirle que no en su cara a Tiburcio los comisionados de las FRAP, Mario, Jorge, el pequeño y Juanillo sintieron el impulso de un arreglo personal con estos altaneros”.

Te recordamos lo que sucedió, cuando el chilango platicaba contigo sobre películas y cultura lo que le contestabas denotaba el atraso, le daba risa y como chilango hacía aspavientos, de allí que propusiste otra reunión en un parque y en ese parque prepararon una emboscada para asesinarlos, pero el chofer que iba a procurarles la huida le contó a Héctor Eladio toda la trama y fue que él decidió ir personalmente a la cita y felizmente no terminó en una tragedia; lo que dices que comentó el michoacano a Juanillo, no es cierto.

Creemos que no lo haces de mala fe ya que tú en esos tiempos no eras un militante más, sino la dirección de las FRAP y que la gota que vino a derramar el vaso fue cuando personalmente se te dijo que las FRAP ya eran inexistentes y que usando los métodos que estaban usando iba a desaparecer completamente y fue cuando comentaste que ibas a matar al compañero que te lo había dicho porque te había echado la sal. Lo único que podemos decir amigablemente es que cuando uno tiene muchos problemas se debe conducir por la vía científica y recurrir a quien trata problemas que muchas veces no hemos podido resolver, te deseamos suerte y buenaventura.

Te recordamos que en una organización revolucionaria bajo el acoso del Estado y sus esbirros debe uno ser bastante enérgico para llevar a cabo una clandestinidad más no un anonimato, ya que en la clandestinidad nadie sabe todo y el que sabe algo debe tener discreción y si escribe debe escribir lo que supo y no especular, que esta vida a pesar de lo azarosa cuando hay congruencia política e ideológica se es feliz hasta el último suspiro de nuestra existencia.

Por nuestra seguridad y convencidos de que la revolución no se trata de asuntos personales, por primera y única vez te hago estas precisiones. 

Revolucionariamente:

Comandante Eleazar Campos Gómez

Marzo de 2017.

Año 21 Nº 175 Marzo  de 2017.

PDPR-EPR.

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