¡Arráncate la mordaza
y canta !
¡Escupe el veneno
y vive !
¡Pon la tristeza
en la palma de tu mano
y sopla !
¡Véndate la herida
y lucha !
¡Vamos !
¡Ya !
Comunista Paraguaya Carmen Soler.
El siguiente artículo fue publicado el 17 de febrero de 1913
en el nº 40 de «Pravda», y en él la camarada Kollontai nos recuerda, en un texto aún vigente, qué es el día de la mujer, y la gran diferencia que
existe entre la concepción burguesa en la que el 8 de marzo se celebra una
fiesta donde se sigue perpetuando y celebrando a la mujer como producto de los
ojos del hombre, a su servicio, se le regalan flores y se alaba su belleza
física, y en todo caso se habla con palabras vacías de una falsa igualdad de
derechos en una sociedad basada en la explotación, y el día de la mujer como
"eslabón y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero", es
decir, en la que se homenajea la lucha, el esfuerzo, la importancia de la mujer
obrera en la lucha y organización revolucionaria por la emancipación de clase y la
construcción de una sociedad basada en la igualdad y en la que ningún hombre o
mujer vivan a costa de otros hombres y mujeres.
En tiempos como estos en donde las ideas del feminismo burgués se mezclan con las del fascismo es de vital importancia entender cada lección y diferencia que este texto magistral de una comunista que sin duda alguna ofreció más a la liberación y derechos de la mujer como ninguna otra, nos rebela.
Una mujer que luchando sin tregua ni descanso junto a sus camaradas hombres y mujeres por igual contra la explotación y división de clase consiguió derechos para las mujeres como en ningún otro momento de la historia.
Alejandra Kollontai
EL DÍA DE LA MUJER.
8 de marzo de 1913.
¿Qué es el día de la mujer? ¿Es realmente necesario? ¿No es
una concesión a las mujeres de clase burguesa, a las feministas y sufraguistas?
¿No es dañino para la unidad del movimiento obrero? Esas cuestiones todavía se
oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La vida misma le ha dado una
respuesta clara y elocuente a estas preguntas.
El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena
de la mujer en el movimiento obrero. El ejército organizado de mujeres
trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las organizaciones obreras sólo
tenías grupos dispersos de mujeres en las bases de los partidos obreros...
Ahora los sindicatos ingleses tienen más de 292.000 mujeres sindicadas; en
Alemania son alrededor de 200.000 sindicadas y 150.000 en el partido obrero, en
Austria hay 47.000 en los sindicatos y 20.000 en el partido. En todas partes,
en Italia, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, las mujeres de la clase
obrera se están organizando a sí mismas. El ejército de mujeres socialistas
tiene casi un millón de miembros. ¡Una fuerza poderosa! Una fuerza con la que
los poderes del mundo deben contar cuando se pone sobre la mesa el tema del
coste de la vida, el seguro de maternidad, el trabajo infantil o la legislación
para proteger a las trabajadoras.
Hubo un tiempo en el que los hombres trabajadores pensaron
que deberían cargar ellos solos sobre sus hombros el peso de la lucha contra el
capital, pensaron que ellos solos debían enfrentarse al «viejo mundo» sin el
apoyo de sus compañeras. Sin embargo, como las mujeres de clase trabajadora
entraron en las filas de aquellos que vendían su trabajo a cambio de un
salario, forzadas a entrar en el mercado laboral por necesidad, porque su
marido o padre estaba en el paro, los trabajadores empezaron a darse cuenta de
que dejar atrás a las mujeres entre las filas de «no-conscientes» era dañar su
causa y evitar que avanzara. ¿Qué nivel de conciencia posee una mujer que se
sienta en el fogón, que no tiene derechos en la sociedad, en el estado o en la
familia? ¡Ella no tiene ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o
marido...
El retraso y falta de derechos sufridos por las mujeres, su
dependencia e indiferencia no son beneficiosos para la clase trabajadora, y de
hecho son un daño directo hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en
esa lucha, como se la despertará?
La socialdemocracia extranjera no encontró la solución
correcta inmediatamente. Las organizaciones obreras estaban abiertas a las
mujeres, pero sólo unas pocas entraban. ¿Por qué? Porque la clase trabajadora
al principio no se percató de que la mujer trabajadora es el miembro más
degradado, tanto legal como socialmente, de la clase obrera, de que ella ha
sido golpeada, intimidada, acosada a lo largo de los siglos, y de que para
estimular su mente y su corazón se necesita una aproximación especial, palabras
que ella, como mujer, entienda. Los trabajadores no se dieron cuenta
inmediatamente de que en este mundo de falta de derechos y de explotación, la
mujer está oprimida no sólo como trabajadora, si no también como madre, mujer.
Sin embargo, cuando los miembros del partido socialista obrero entendieron
esto, hicieron suya la lucha por la defensa de las trabajadoras como
asalariadas, como madres, como mujeres.
Los socialistas en cada país comienzan a demandar una
protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y
sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.
Cuanto más claramente el partido obrero percibía esta
dicotomía mujer/trabajadora, más ansiosamente las mujeres se unían al partido,
más apreciaban el rol del partido como su verdadero defensor y más
decididamente sentían que la clase trabajadora también luchaba por sus
necesidades. Las mujeres trabajadoras, organizadas y conscientes, han hecho
muchísimo para elucidar este objetivo. Ahora el peso del trabajo para atraer a
las trabajadoras al movimiento socialista reside en las mismas trabajadoras.
Los partidos en cada país tienen sus comités de mujeres, con sus secretariados
y burós para la mujer. Estos comités de mujeres trabajan en la todavía gran
población de mujeres no conscientes, levantando la conciencia de las
trabajadoras a su alrededor. También examinan las demandas y cuestiones que
afectan más directamente a la mujer: protección y provisión para las madres
embarazadas o con hijos, legislación del trabajo femenino, campaña contra la
prostitución y el trabajo infantil, la demanda de derechos políticos para las
mujeres, la campaña contra la subida del coste de la vida...
Así, como miembros del partido, las mujeres trabajadoras
luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo tiempo delinean y
ponen en cuestión aquellas necesidades y sus demandas que les afectan más
directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya esas
demandas y lucha por ellas... Estas necesidades de las mujeres trabajadoras son
parte de la causa de los trabajadores como clase.
En el día de la mujer las mujeres organizadas se manifiestan
contra su falta de derechos. Pero algunos dicen ¿por qué está separación de las
luchas de las mujeres? ¿Por qué hay un día de la Mujer, panfletos especiales
para trabajadoras, conferencias y mítines? ¿No es, en fin, una concesión a las
feministas y sufraguistas burguesas? Sólo aquellos que no comprendan la
diferencia radical entre el movimiento de mujeres socialistas y las sufraguistas
burguesas pueden pensar de esa manera.
¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir
las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad
capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el
objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que
deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si
su patrón es hombre o mujer.
Las feministas burguesas demandan la igualdad de derechos
siempre y en cualquier lugar. Las mujeres trabajadoras responden: demandamos
derechos para todos los ciudadanos, hombres y mujeres, pero nosotras no sólo
somos mujeres y trabajadoras, también somos madres. Y como madres, como mujeres
que tendremos hijos en el futuro, demandamos un cuidado especial del gobierno,
protección especial del estado y de la sociedad.
Las feministas burguesas están luchando para conseguir
derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres
burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus
objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la
explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos
políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino
del trabajo.
Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las
sufraguistas burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia
entre sus objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de
una mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora...
Así pues, los trabajadores no deberían temer que haya un día separado y
señalado como el Día de la Mujer, ni que haya conferencias especiales y
panfletos o prensa especial para las mujeres.
Cada distinción especial hacia las mujeres en el trabajo de
una organización obrera es una forma de elevar la conciencia de las
trabajadoras y acercarlas a las filas de aquellos que están luchando por un
futuro mejor. El Día de la Mujer y el lento, meticuloso trabajo llevado para
elevar la auto-conciencia de la mujer trabajadora están sirviendo a la causa,
no de la división, sino de la unión de la clase trabajadora.
Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común
de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación
femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la
Mujer".
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