martes, 21 de marzo de 2017

EL GRAN ORGANIZADOR DE LA REVOLUCIÓN Y CONSRUCCIÓN SOCIALISTA.


“Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños.

De examinar con atención la vida real,

de confrontar nuestra observación con nuestros sueños,

y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía”.

Lenin.




Lenin fue un gran sabio en la revolución y un revolucionario en la ciencia. Que enriqueció con nuevas conclusiones y tesis todas las partes integrantes del marxismo: la filosofía, la economía política y el comunismo científico. Esa es la razón de que sean absolutamente insostenibles las tentativas y esfuerzos pueriles de los ideólogos burgueses y de los revisionistas de oponer el leninismo al marxismo. El marxismo-leninismo es una ciencia e ideología revolucionaria integra. En nuestros días no hay ni puede haber marxismo sin la gran aportación de Lenin.

“El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, de la liquidación del sistema colonial y de la victoria de los movimientos de liberación nacional, de la época del tránsito de la humanidad del capitalismo al socialismo y de la construcción de la sociedad comunista”. El leninismo, teoría y método de transformación revolucionaria del mundo, es una ciencia viva y en constante desarrollo.

Los enemigos del leninismo, los falsificadores burgueses, oportunistas socialdemócratas  y revisionistas de toda laya, intentan negar la trascendencia internacional e histórica del leninismo, mermar, adulterar y decapitar su esencia. Afirmar que el leninismo es un fenómeno caduco puramente ruso, que distorsiona el marxismo, que pudo surgir y difundirse solamente en las condiciones de Rusia, inaplicable a cualquier otro caso de explotación, que se convierte según ellos en sueño utópico que siempre carecerá de las condiciones objetivas y subjetivas para ser llevado a cabo, una esperanza que es mejor olvidar. La vida, la práctica histórica así como la realidad de polución y miseria, han refutado esta falsedad.  El leninismo es una gran ciencia internacional aplicable a todos los países sin excepción. La teoría marxista-leninista, guía de acción creadora,  es patrimonio de todos los comunistas, de todos los obreros revolucionarios, de todos los trabajadores del mundo y de toda la humanidad por completo.



El marxismo leninismo es la única teoría de la evolución de la sociedad humana que ha resistido las pruebas del tiempo. Las ideas del marxismo-leninismo viven y se materializan en la victoria de la Gran Revolución de Octubre  y en la construcción de la Dictadura Proletaria en la URSS, en los avances de los pueblos de los países socialistas como la Republica Democrática Alemana RDA, China y Cuba etc., en el acenso del movimiento comunista mundial y de la fuerzas de liberación nacional, su actual resistencia y lucha, pese a las condiciones de hegemonía que provocan las contradicciones interimperialista, así como en todas la revoluciones, rebeliones e insurgencias de los explotados a nivel internacional.

El marxismo-leninismo era y es la única ciencia exacta del comunismo, el arte insuperado de la dirección política en la obra revolucionaria de las masas para lograr su emancipación. La fidelidad al marxismo-leninismo, a su vivificante capacidad creadora, su aplicación innovadora, así como  consecuente a los diferentes momentos y condiciones de la lucha de clases, es la condición más importante y la garantía de los éxitos en la edificación comunista, en la lucha por los intereses y derechos de la clase obrera, de los campesinos y de todos los trabajadores explotados”.  

Lenin fue inspirador, constructor y guía de la Gran Revolución Socialista de Octubre, histórico hito y principal acontecimiento del siglo XX que cambió radicalmente el curso del desarrollo de toda la humanidad. El mérito más grande de Lenin, aunque no el único, consiste en haber fundamentado científicamente el plan de construcción del socialismo en el País de los Soviets, plan cuyos eslabones esenciales fueron la industrialización socialista del país, la colectivización de la agricultura y la industria, la revolución cultural y la justa solución del problema nacional.

En la lucha intransigente contra los trotskistas, los oportunistas de derecha y de izquierda, contra los revisionistas, los socialdemócratas y las desviaciones nacionalistas, el Partido Comunista mantuvo las grandes ideas de Lenin, las hizo realidad y consiguió éxitos de importancia histórica universal. Estos éxitos se fueron multiplicando con cada quinquenio y de un país atrasado y molido por el feudalismo, como era la Rusia zarista, la Unión Soviética se logró convertir en el más vigoroso Estado Proletario-Campesino-Popular que el ser humano ha conocido hasta ahora.

El principal instrumento que aseguró los éxitos en la construcción de la nueva sociedad y en el despliegue de la fecunda actividad de la clase obrera, de todos los campesinos y trabajadores del país de los soviets, fue el Estado de la Dictadura del Proletariado bajo la forma de Poder Soviético, organización política de todo el pueblo en la que la clase obrera junto con los campesinos y las masas populares desempeñan el papel recto. ¡El Estado socialista es el único capaz de asegurar y garantizar la auténtica libertad, la verdadera democracia y la igualdad de derechos de todos los trabajadores, naciones, comunidades, pueblos, razas, tribus y etnias!, conquistas imposibles e irrealizables en ningún país capitalista.


Debido a la gran complejidad y extensiva actividad política e ideología de Lenin a favor de los desposeídos este trabajo sería incapaz de recoger la inmensa cantidad de hazañas y victorias conseguidas por este gran revolucionario, por tal motivo tratamos (a partir del periodo de 1918) de recoger las enseñanzas y legado que nos ofrece su consecuencia, su análisis científico de la realidad, su elocuencia y sagacidad intelectual antes, durante y después de la Gran Revolución de Octubre, a pesar de que en la URSS el socialismo se construyó en una situación sumamente compleja y a ritmo acelerado, sin precedente en la historia, se superaron las dificultades relacionadas con el atraso, los intentos de las clases explotadoras derrocadas, la acumulación de fuerza de la burguesía y de la intervención militar extranjera para frustrar la construcción de una nueva vida.

Legado que cientos de miles de mujeres y hombres han recogido para darlo a conocer por cada país, fábrica, comunidad, hacienda, escuela, universidad y lugar por los que la decadencia, la ignorancia y bestialización de la explotación dominan rapaz y miserablemente.

VLADÍMIR ILICH ULIÁNOV “LENIN”.

EL GRAN ORGANIZADOR DE LA REVOLUCIÓN Y CONSRUCCIÓN SOCIALISTA.
EL Partido Comunista, con Lenin al frente, condujo audaz e intrépidamente al pueblo soviético a través de todas las calamidades acarreadas por el periodo del zarismo, el prerrevolucionario, la revolución de Octubre y por la guerra civil impulsada por los imperialistas y burgueses. Pero el paso a la situación de “paz” se vio acompañado de nuevas y gigantescas dificultades.

Los imperialistas no consiguieron destruir la Republica de los Soviets con la ayuda de las armas, pero la arruinaron tanto que, según expresión de Lenin, “cumplieron a medias su propósito”. La industria rendía la séptima parte de lo poco que daba antes de la guerra. Habían sufrido especialmente las empresas de las zonas en donde habían campado por sus respetos los guardias blancos y los invasores extranjeros. Debido a la falta de combustible y de materias primas no funcionaba la mayor parte de las empresas. Se producía menos de un kilogramo de hierro fundido y menos de un metro de tejido de algodón por habitante. El transporte ferroviario se hallaba completamente desorganizado. Los obreros pasaban hambre en las ciudades.

Estaba arruinada en extremo la agricultura. Durante la guerra civil y la intervención, las masas laboristas del campesinado habían apoyado al poder soviético, pues éste les había dado la tierra y libertad del yugo terrateniente. Habían soportado todas las penas y sacrificios sumándose a la defensa del comunismo mediante la guerra revolucionaria.

Pero cuando el país entró por el camino de la construcción "un poco más pacífica" (la URSS nunca de estar bajo el asedio del imperialismo de una u otra forma), los campesinos empezaron a expresar su descontento ante el sistema de contingentación  de víveres. Demandaban los artículos industriales indispensables para impulsar sus haciendas, pero no había posibilidad de proporcionárselos. Los campesinos querían disponer libremente de los productos de su trabajo, venderlos en el mercado y comprar a precios módicos los artículos industriales que les hacían falta. Ya que en el periodo de defensa del comunismo mediante la guerra revolucionaria esto no estaba prohibido.
Los enemigos del nuevo régimen se aprovecharon del descontento de los campesinos en especial algunos terratenientes que lograron escapar al imperio polaco y los mismos Panis derrotados en la guerra civil, incitándolos a alzarse contra el Poder Sovietico. En varios lugares de la Rusia Central, de Ucrania, del Don y de Siberia consiguieron provocar sublevaciones de kulaks, a los que se adhirió parte de los campesinos medios. En marzo de 1921 estallo una sublevación contra revolucionaria en Kronstadt.
En ese momento tan peligroso para el país, se manifestó con nueva fuerza la sabiduría de Lenin. El guía del partido y del pueblo propuso con audacia que se efectuara un viraje resuelto en la política económica del partido y del Estado soviético. La nueva política económica preparada por Lenin era el desarrollo del plan básico de la economía socialista trazado en 1918, en su folleto “Las tareas inmediatas del poder soviético”.  
Lenin explico que el restablecimiento de la economía nacional debía comenzar por el impulso de la agricultura, ya que esta no satisfacía en absoluto las demandas de pan y de materias primas para los centros industriales, la ciudad y el campo. Sin ello era imposible restablecer la industria y acumular los medios precisos para fomentar la industria pesada.
En el país predominaba como decía Lenin, la pequeña hacienda campesina. La clase obrera debía avenirse con los millones y millones de campesinos. Debía reeducarlos, concienciarlos e incorporarlos a la construcción del socialismo. Ahora bien, esto sólo podía lograrse mediante la nueva política económica. ¿En qué consistía, pues, la esencia de esa política? ¿Por qué se llamaba nueva?


Lenin propuso sustituir el sistema de contingentación de víveres con el impuesto en especie y permitir el comercio privado de los excedentes de cereales y de otros productos. Planteó al partido la tarea de organizar mejor el comercio y reestructurar las cooperativas. Exigió que los comunistas aprendieran a comerciar, que aprendieran a organizar mejor y en forma más barata que los capitalistas el suministro de mercancías a los obreros y campesinos. Cuando ello ocurra –decía Vladimir Ilich- los campesinos estarán interesados en producir más trigo, lo que, a su vez, impulsara el restablecimiento y desarrollo  de toda la economía nacional. La nueva política económica   –explicaba Lenin- ha de conducir a una consolidación de la alianza de la clase obrera y el campesinado, a la consolidación del poder soviético.
La nueva política económica aplicada por el Partido Comunista y el Estado Soviético era la única justa en el periodo de transición del capitalismo al socialismo. Al principio, la nueva política económica significo cierto repliegue, ya que admitía el comercio privado y la contratación de mano de obra, lo que podía suponer un resurgimiento parcial del capitalismo. Pero este repliegue era temporal y no entrañaba peligro para el régimen soviético. El poder se hallaba en manos de los obreros y los campesinos. La industria, la tierra, los bancos, los ferrocarriles y el transporte fluvial y marítimo eran propiedad del Estado de trabajadores.
En 1921 se celebró el X Congreso del Partido Bolchevique que adopto decisiones sobre problemas cardinales de la vida política y económica del país. Sus labores la dirigió Lenin, que pronuncio los discursos de apertura y clausura y presentó los informes sobre la actividad política del CC, la sustitución del sistema de contingentación por el impuesto en especie, la unidad del partido y la desviación anarcosindicalista, sobre los sindicatos y el problema del combustible . El congreso aprobó la propuesta de Lenin de pasar a la nueva política económica. Adopto también una resolución acerca de los sindicatos y determino su papel y sus tareas en las nuevas condiciones. Aprobó la indicación de Lenin de que los sindicatos debían ser una escuela de gobierno, de administración económica, una escuela de comunismo.
Lenin y Krúpskaya entre campesinos de la aldea de Káshino, subdistrito de Volokolamsk
(provincia de Moscú) Foto de 1920.
Las dificultades que experimentaba el país repercutieron también negativamente en la situación del Partido Comunista. A fines de 1920 el partido contaba en sus filas con más de 700,000 miembros. Los obreros constituían menos de la mitad, los campesinos, la cuarta parte, y el resto eran empleados, artesanos e intelectuales. Habían penetrado en el partido algunos ex mencheviques y ex eseristas. Parte de los miembros del partido eran políticamente inestables. Levantaron cabeza grupos antipartido encabezados por Trotski, Bujarin y otros fraccionistas que se manifestaban contra Lenin y contra la línea del partido en el problema del camino a seguir en la construcción del socialismo y en la cuestión del papel que debían desempeñar los sindicatos. Los oposicionistas infringían la disciplina del partido, trataban de escindirlo y de socavar sus fuerzas. “¡Ese es Trotsky! Siempre fiel a sí mismo; se revuelve, estafa, posa a la izquierda y ayuda a la derecha”                      –señalaba Lenin-
Lenin advirtió ese peligro. Atribuía una importancia decisiva a la unidad del partido, ya que en ella residía una de las fuentes principales de su fuerza. Planteó que en caso de surgir una escisión en el  partido, ello provocaría inevitablemente la desintegración de la alianza de la clase obrera y el campesinado, la caída del poder soviético y la restauración del capitalismo en Rusia.
Lenin llamo al X Congreso a prohibir en el partido la existencia y la actuación de toda clase de fracciones y grupos antipartido. El congreso adoptó una resolución, redactada por Lenin, sobre la unidad del partido y proclamo que sería expulsado de las filas del partido cualquier miembro, sin exceptuar a los del CC, que se hiciese responsable de actividad fraccionista. En 1921, Lenin propuso que se procediera a la depuración del partido. Reclamó que se depurara de todos los elementos extraños que se habían infiltrado en sus filas, de todos los comunistas deshonestos, políticamente inestables y burocratizados. Merced a la depuración, mejoro la composición del partido y se reforzó su unidad.

Una vez aprobada la ley de la sustitución del sistema de contingentación de víveres con el impuesto en especie, Lenin se preocupaba a diario por el cumplimiento de los acuerdos adoptados. Daba indicaciones para mejorar la producción agropecuaria y aumentar su rendimiento, apoyaba por todos los medios el carácter socialista en la agricultura, estudiaba atentamente la actividad de las haciendas del Estado (los Sovjoses), sector auténticamente proletario de la agricultura según expresión de Vladimir Ilich, apoyaba las haciendas colectivas, advirtiendo, al propio tiempo, que no debía haber precipitación en este problema.
Lenin escribió el folleto “Sobre el impuesto en especie” y los artículos “Con motivo del IV aniversario de la revolución de Octubre” y “Acerca de la significación del oro ahora y después de la victoria completa del socialismo” en los que explico detalladamente a los obreros y campesinos el sentido de la nueva política económica y señalo los métodos de su aplicación. Basándose en las indicaciones de Lenin, el partido desplego su labor para restablecer la economía nacional y mejorar la situación de las masas populares.
Discurso de Lenin en la fábrica Putílov. 1917 Del cuadro de I. Brodski.

Lenin desarrollaba una actividad infatigable y excepcionalmente multifacética. Se interesaba profundamente por el trabajo de la cuenca carbonífera de Donbáss, la industria petrolera de Bakú y la metalurgia. Más de una vez señalo la gran importancia económica de la Anomalía Magnética de Kursk. Bajo la observación personal de Lenin se construían las primeras centrales eléctricas. La autogestión financiera, la rentabilidad de la producción, el interés material de los trabajadores por los resultados de su trabajo, el estímulo por el ahorro de medios materiales y el perfeccionamiento de la producción, todo esto era para Lenin muy importante en el restablecimiento y desarrollo de la industria. Al propio tiempo estimaba indispensable elevar la conciencia de los trabajadores e inculcarles el sentimiento de responsabilidad y de preocupación por la tarea que se le encarga a uno. Lenin combatía resueltamente la actitud negligente respecto a la propiedad del Estado, así como la malversación de los recursos estatales.  El ahorro de los bienes públicos es una ley de la sociedad comunista y se expresa en la fórmula de Lenin: “En una época como esa, y para la sociedad auténticamente comunista eso es verdad siempre, cada pud de trigo y de combustible es un verdadero sanctasanctórum…”
El partido y el gobierno soviético se esforzaban por consolidar la dirección planificada y centralizada de la economía nacional, haciendo a la vez todo para fomentar la independencia e iniciativa locales. Las cartas G Krzhizhanovski, que a la sazón era el presidente de la Comisión del Plan del Estado, muestran con que profundidad calaba Lenin en el funcionamiento de dicha comisión y con qué insistencia exigía que la planificación estuviese vinculada a la vida y se basara en la ciencia, en la mejor experiencia práctica de las masas.
Pese a estar siempre muy ocupado, Vladímir Ilich sabía advertir lo más avanzado y lo que ofrecía las mejores perspectivas en el fomento de la ciencia y la técnica. Se interesaba vivamente por el empleo de las rozadoras en las minas de carbón del Donbáss, el método hidráulico de la extracción de turba, etc. Se han conservado muchos documentos que muestran su inmenso interés por los inventos, los descubrimientos y el gran apoyo que prestaba a los inventores y científicos.
Lenin dedicaba mucha atención a los problemas de organización de la administración y al funcionamiento del aparato estatal. Se sentía hondamente indignado con el formalismo, el papeleo y el relajamiento de los organismos administrativos. Al hacer constar ciertos casos de papeleo y formalismo en algunos departamentos centrales, Lenin escribía: “La maquinaria de la administración soviética debe funcionar bien, con precisión y rapidez”.
Vladímir Ilich tomaba parte activa en la preparación de la legislación soviética y luchaba por que se observara la legalidad revolucionaria. Se manifestaba resueltamente contra las reorganizaciones precipitadas e irreflexivas de los organismos administrativos. “Les tengo un miedo cerval a las reorganizaciones” – escribía en enero de 1922-. Recomendaba que primero se experimentara en la práctica toda medida de importancia antes de implantarla como ley. Decía que al legislar es preciso obrar “con triple circunspección”. ¡Mide siete veces antes de cortar!
Lenin conocía mejor que nadie los cuadros de los organismos soviéticos y del partido. Apreciaba en ellos la fidelidad al comunismo, el profundo conocimiento de causa, la firmeza en la aplicación de la línea del partido a la par de la flexibilidad, sensibilidad y atención para con la gente.
Lenin ante el Soviet de soldados.

Estimaba útil el envió de los cuadros del partido a trabajar en la dirección de los distintos sectores de la economía y señalaba que “es preciso reforzar el personal del CC y acercarlo a las organizaciones locales”, proponía que los “dirigentes de la economía (del CC) activaran la labor de los organismos locales, controlaran su funcionamiento y les dieran las instrucciones pertinentes”.  El partido se guio siempre por estos principios Lenin censuraba acerbamente la administración burocrática, la grosería respecto de los compañeros y subalternos. Una vez (en marzo de 1919), al tener noticia de que A. Pravdin (miembro del consejo de Comisarios de Pueblo del Interior) había procedido groseramente, propuso a G. Petrovski que castigara con severidad Pravdin controlara su actividad por cuanto mostraba “inclinación hacia el necio “ordeno y mando””.
Lenin recomendaba que al apreciar los cuadros se prestara oído a la opinión de los trabajadores. La masa trabajadora –escribía- intuye con extraordinaria sensibilidad la diferencia entre los comunistas honrados y leales y los que inspiran repugnancia, al hombre que gana el pan con el sudor de su frente, que no tiene privilegio alguno, que no tiene “acceso a los jefes”.  
El intenso trabajo y la grave herida en 1918 (una de las balas disparadas por la contra revolucionaria anarquista Franz Kaplan no había sido extraída todavía) socavaron la salud de Vladímir Ilich. A partir del invierno de 1921, a instancias de los médicos, Lenin tuvo que interrumpir con frecuencia el trabajo, para curarse y descansar. En 1922 empeoró considerablemente su estado de salud. No obstante, pese a la enfermedad, se ocupaba diariamente de los asuntos del Estado.
En marzo de 1922, Lenin hablo en el XI Congreso del Partido. En el informe político del CC, Vladimir Ilich dio una apreciación del primer año de aplicación de la nueva política económica. Hizo notar con satisfacción que había comenzado un ascenso en todos los sectores de la economía nacional, que se había consolidado la alianza de la clase obrera y el campesinado. Lenin critico duramente los defectos en el trabajo. Su discurso fue un ejemplo de crítica y autocrítica bolcheviques, encaminadas a mejorar la actividad de los organismos de la administración soviética, del partido y de la economía. Lenin declaro que había terminado el repliegue y que se debía organizar la ofensiva contra los elementos capitalistas. Al detenerse en el papel del partido en la construcción de la nueva vida, Lenin expreso que no habría  fuerzas en el mundo capaces de arrebatar las conquistas de la Revolución Socialista de Octubre, ya que tales conquistas adquirían una trascendencia histórica universal. Fue éste el último congreso del partido en el que Lenin hablo.
Lenin se trasladó al poblado de Gorki, en las inmediaciones de Moscu, para pasar el verano. A fines de mayo se agravó mucho su estado de salud. Después de reponerse un poco, Vladimir ilich reanudo, a mediados de julio, la correspondencia sobre los asuntos de trabajo y pidió que se le mandasen libros. Las publicaciones que Lenin utilizo en Gorki se hallan allí hoy día: 32 periódicos distintos, 137 revistas en diversas lenguas y ¡muchos libros!
Lenin en Gorki. 1922.

De todos los confines del país, los obreros y campesinos enviaban a Vladimir Ilich emocionados saludos, en los que expresaban su ardiente cariño y le deseaban un pleno restablecimiento. Los obreros de la fábrica No. 1 de Goznak (Moscú) adoptaron la siguiente posición: “Concederle a Vladimir Ilich un permiso de tres meses y exigirle que cumpla inmediatamente las prescripciones de los médicos, a fin de restablecer sus fuerzas para bien de los trabajadores”.
Los campesinos de subdistrito de Muchkap (distrito de Borisoglebsk, provincia de Tombov) escribieron: “muy querido maestro y camarada: Nosotros, los delegados al Congreso del subdistrito, en nombre de 15.000 campesinos, te transmitimos nuestro deseo de que te restablezcas definitivamente lo más pronto posible. Nuestros vecinos nos preguntan cuándo volverás a firmar los decretos sobre nuestro bienestar. Nosotros… te rogamos que no te levantes de la cama antes de lo debido; te deseamos que descanses y te cures por completo”.
En octubre, Lenin se incorporó al trabajo. Presidio el Consejo de Comisarios del Pueblo, tomó parte en la actividad del CC partido y pronuncio discursos. 
En el IV Congreso de la Internacional Comunista, Lenin hizo el 13 de noviembre de 1922 el informe “Cinco años de la revolución rusa y perspectivas de la revolución mundial”, en el que expuso a los delegados lo que había logrado el Poder Soviético sobre la base de la nueva política económica. Merced al Partido Comunista y al heroico trabajo de las masas populares, la Republica de los Soviets –decía Lenin- logró sobre la base de la nueva política económica un ascenso general de la economía. Se consolidó el sistema financiero, mejoró el comercio, la economía campesina cobró vigor, se avanzó en el restablecimiento de la industria ligera, se perfiló cierto viraje en el estado de la industria pesada, mejoro la situación de los obreros y se lograron algunos éxitos en el fomento de la cultura. Lenin atribuyó estos adelantos a la justa política del Partido Comunista y del Estado Soviético.
Lenin concluyó el informe invitando a los delegados al congreso a que aprendiesen “con espíritu creador, y no dogmático”, la experiencia del Partido Bolchevique y las enseñanzas de la revolución rusa.
Lenin. 1918.

El 20 de noviembre de 1922, Lenin pronunció un discurso en el Pleno del Soviet de Moscú. Habló de la situación en que se encontraba el país después de la derrota de los guardias blancos y las tropas intervencionistas, señaló las tareas que se plateaban al pueblo y las vías y métodos de cumplirlas y exhortó a administrar racionalmente la economía, Subrayó con particular fuerza el papel del partido en la construcción de la sociedad socialista. Vladimir Ilich expresó su confianza y seguridad ilimitadas en que “de la Rusia de la NEP saldría la Rusia Socialista”. Este discurso fue el último discurso público de Lenin.
Lenin dedicaba mucha atención al fortalecimiento de la amistad entre los pueblos. Siempre luchó contra la explotación, la opresión y la desigualdad nacionales, tan convenientes para los explotadores. Después  de la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre, Lenin se preocupó constantemente del desarrollo de las repúblicas nacionales, viendo en la amistad entre los pueblos la base de la firmeza del Estado Soviético. Planteó  la tarea de unir las repúblicas soviéticas para formar un estado federal único. Escribió a los miembros del Buró Político del CC del PC(b) de Rusia las cartas “Acerca de la formación de la URSS y Acerca del problema de las nacionalidades o de la “automatización””, en las que expuso las bases de la unificación de las repúblicas: la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, unión voluntaria de naciones iguales en derechos e independientes, basada en los principios del internacionalismo proletario, el ejemplo de unidad más grande que la humanidad ha logrado conseguir en la historia del mundo entero. Era un Estado multinacional nuevo, sin precedente en la historia, basado en la amistad de los pueblos. Lenin veía en ello la fuente de la fuerza indestructible del Estado soviético.

El I Congreso de los Soviets de la Unión (diciembre de 1922) acordó construir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Lenin ya estaba enfermo y no asistió al congreso. Pero todas las labores del mismo, la Declaración y el Tratado federal de formación de la URSS fueron un reflejo claro de sus indicaciones, estuvieron penetrados de la idea de la igualdad de derechos y la colaboración fraternal de los pueblos. Lenin fue elegido Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la URSS.
En diciembre de 1922, la enfermedad de Vladimir Ilich empeoró, pero en enero y febrero de 1923 mejoró algo. En ese periodo dictó sus conocidos y últimos artículos: “Carta al Congreso, Páginas del Diario, Sobre las Cooperativas, Nuestra Revolución, Como tenemos que reorganizar la inspección Obrera y Campesina y Más vale poco y bueno”.
La voluntad inquebrantable, la conciencia de la responsabilidad y la preocupación del porvenir de la Patria, por el desarrollo del País de los Soviets, le dieron a Lenin fuerzas para superar los padecimientos causados por la enfermedad y hacer lo que parecía estar fuera de las posibilidades humanas: crear, pese a la grave enfermedad, tan sólo en mes y medio, toda una serie de notables artículos.
La importancia de las últimas cartas y artículos de Lenin es pocas veces apreciada en todo su esplendor tanto ideológico, como político y científico. Estrechamente relacionados entre sí, constituyen, en esencia una sola obra en la que Lenin desenvuelve las conclusiones y tesis expuestas en sus trabajos y discursos anteriores, culmina la elaboración del magno plan de construcción del socialismo en la URSS y describe en forma generalizada el programa de la transformación socialista de Rusia a la luz de las perspectivas generales del movimiento mundial de liberación.
Lenin estimaba que Rusia disponía de todo lo necesario y en cantidad suficiente para construir el socialismo. La tarea principal, según indicaba Lenin, consistía en restablecer y seguir desarrollando la industria, particularmente la pesada, acabar con el atraso técnico de la economía y alcanzar el nivel de los países más avanzados del mundo. Para ello era necesario llevar a cabo la industrialización y la electrificación del país y elevar la productividad del trabajo colectivo.
Lenin consideraba que para construir el socialismo era indispensable reforzar la alianza de la clase obrera y el campesinado. La clase obrera debía concientizar a los campesinos e incorporarlos a la construcción del socialismo, ayudar a los campesinos a reorganizar su economía desperdigada, pequeña e individual para formar grandes  haciendas colectivas y mecanizadas. La única vía para incorporar al campesinado a la construcción del socialismo era la cooperación. En la cooperación se podían conjugar los intereses personales del campesino con los intereses generales del Estado y de toda la sociedad. El estado Soviético debía ayudar a los campesinos a organizar la cooperación, facilitarles tractores, y otras máquinas agrícolas. Ya en 1919, en el informe sobre el trabajo en el campo, presentado al VIII Congreso del partido, Lenin había dicho que si se pudieran dar al campo cien mil tractores y tractoristas de primera clase, los campesinos se pronunciarían a favor del comunismo.

Para Lenin, la construcción del socialismo iba unida a la revolución cultural. Era una tarea de máxima importancia. Vladimir Ilich proponía no escatimar recursos en el fomento de la instrucción pública. Planteo al partido la tarea de acabar con lo antes posible con el analfabetismo, ampliar la red de escuelas primarias, medias, especiales y superiores, fomentar todas las ramas de la ciencia y crear una intelectualidad propia, popular.
El Estado proletario es –enseñaba Lenin- el instrumento fundamental para construir el socialismo. El Poder soviético destruyo el viejo aparato estatal y creó un aparto nuevo, soviético, incorporando a las masas trabajadoras en gran escala a su funcionamiento. Esto constituyó una enorme conquista histórica. Pero, al principio, algunos eslabones de este aparato funcionaban mal. Los jóvenes cuadros de los Soviets todavía no tenían experiencia de trabajo en el aparato de Estado. Lenin enseñaba infatigablemente a las masas cómo se debía gobernar el Estado, cómo se debía administrar y resolver los asuntos. Luchaba resueltamente contra el burocratismo, la indiferencia ante las necesidades y los intereses de los trabajadores y el formalismo. Valdimir Ilich mismo daba el ejemplo personal de organización. Las reuniones del Consejo de Comisarios del Pueblo, que se celebraban bajo su presidencia, tenían siempre un carácter práctico y concreto. Lenin llegaba siempre puntualmente, sin tardar un minuto. A los oradores se les concedían de 3 a 5 minutos. Lenin exigía que cuando se hiciese uso de la palabra sólo adujeran cifras y hechos exactos, comprobados, y se hicieran propuestas claras. No toleraba frases generales, declaraciones vagas o informaciones confusas e inexactas. Escuchaba con atención las intervenciones de los representantes de los distintos organismos locales y la opinión de los trabajadores de las filas. Proponía gustoso a nueva gente para formar parte de las distintas comisiones y les encomendaba tareas especiales.
Lenin cn maquillaje y peluca Foto de agosto de 1917.

Lenin apreciaba y estimulaba el espíritu colectivo en el trabajo. Consideraba que “es incorrecto resolver los problemas importantes de un modo unipersonal, sin el examen del CC del partido o del Consejo de Comisarios del Pueblo. Se debe procurar siempre que se estudien los problemas en todos sus aspectos y se resuelvan colectivamente”, El trabajo colectivo lo consideraba el principio más importante de la dirección del partido y del Estado.
Y ese principio jamás se infringía en la vida de Lenin. Hasta en los años de guerra civil, cuando era extraordinariamente difícil convocar los congresos, éstos se celebraban anualmente: el VII, en 1918; el VIII, en 1919; el IX, en 1920; el X, en 1921, el XI en 1922. En el XII Congreso celebrado en 1923, Lenin no estuvo debido a su enfermedad, pero la magna reunión se siguió por sus indicaciones.
Al propio tiempo, Lenin explicaba que la dirección colectiva no excluye, sino que presupone la rigurosa responsabilidad personal por la tarea que se le encarga a uno. Exigía que todos los funcionarios de la administración soviética y del partido dieran muestra de iniciativa en su actividad, de elevado sentido de la responsabilidad personal, y que comprobaran minuciosamente el cumplimiento de las leyes y disposiciones del Poder Soviético, que comprobaran lo que resulta en la práctica, como le placía decir. Era particularmente exigente con los comunistas, que como decía reiteradas veces Lenin: son representantes del Partido Bolchevique y a base de su conducta el pueblo se forma una idea de todo el partido, esto nos obliga a dar un buen ejemplo en todo y en todas partes. Los miembros del Partido no gozan de ventajas ni privilegio alguno en comparación con los demás trabajadores, no tienen más que mayores deberes.
Lenin Foto de 1910.
Al poner con agudeza y profundidad, las deficiencias en el funcionamiento de las instituciones soviéticas, Lenin exigía que se extirpasen resueltamente los vestigios del pasado, que se expulsara de los organismos oficiales cuanto hubiese de superfluo. Insistía en que se simplificara, abaratara y redujera el aparato de Estado. Enseñaba a mantener una actitud nueva, socialista, ante el trabajo, ante los deberes y a cumplir estrictamente las leyes soviéticas. Luchaba contra la concusión, esa herencia maldita, como solía decir, del zarismo. Ese mayo de 1918, Lenin propuso a D. Kurski, comisario del Pueblo de Justicia, que preparase una ley de severos castigos para los casos de concusión.
Al mismo tiempo que exigía una rigurosísima disciplina de los funcionarios de los organismos de la administración soviética y del partido, Lenin daba ejemplo personal de disciplina. Para él era una ley el cumplimiento de lo acordado por el partido y exigía lo mismo de los demás. Decía que quién viola la disciplina del partido, ayuda a los enemigos del mismo.
Las leyes soviéticas y las normas de convivencia socialista son obligatorias para todos, manifestaba Lenin. No admitía que se alterasen las reglas en favor de nadie. En mayo de 1918, hizo una severa amonestación al jefe administrativo del Consejo de Comisarios del Pueblo por haberle aumentado el salario por propia iniciativa.
Cuando Vladímir Ilich tuvo necesidad de ciertas obras de la Biblioteca Rumíantsev (después biblioteca Lenin), pidió que se le mandasen, haciendo la reserva de que si, de acuerdo con las disposiciones, no se permitía sacar tales libros, se le concedieran por una noche nada más cuando la biblioteca estuviese cerrada.
Vladimir Ilich poseía excelentes cualidades humanas: era modesto, sencillo y atento para con los demás. No toleraba alabanzas y elogios a su nombre. Cuando cumplió 50 años, los comunistas de Moscú decidieron celebrar el aniversario. Lenin llego al final de la reunión. A instancias de los reunidos, pronuncio un breve discurso que dedicó por entero al partido. En su intervención advirtió a los comunistas contra el peligro del engreimiento y llamo al partido a que centrara la atención en los problemas que no estaban resueltos.
Lenin era intransigente para con los enemigos del socialismo, se atenía estrictamente a los principios y exigía responsabilidad a los infractores de disciplina estatal, de partido o que no cumplían concienzudamente su trabajo. Decía que era necesario corregir diez veces, pero lograr a todo trance el cumplimiento de la tarea planteada.

Vladímir Ilich prestaba siempre mucha atención a las cartas y quejas de los trabajadores, cosa que enseñaba y exigía a todos los funcionarios del aparato estatal. Pedía que le informasen en el plazo de 24 horas de las reclamaciones por escrito y en el plazo de 48 horas, de las quejas verbales. Obligaba a que se verificaran detalladamente cómo se cumplían los acuerdos adoptados con motivo de las quejas.
Enseñaba que se debía estar siempre con ojo avizor y vigilante, reforzar la defensa del país y cuidar del Ejército Rojo como de la niña de los ojos. Lenin tenía confianza absoluta en que el socialismo, como régimen más avanzado que el capitalismo, habrá de vencer, a fin de cuentas, en todos los países.
Entre los últimos trabajos figuran “La carta al congreso” a la que se le dio lectura ante los delegados XIII Congreso del Partido en Mayo de 1924. Lenin subrayo otra vez en ella la necesidad de mantener la unidad del partido. Consideraba que la condición más importante para mantener la unidad del partido era la cohesión y estabilidad del Comité central. En “La carta al congreso” Lenin proponía aumentar el número de miembros del CC hasta varias decenas, o incluso hasta cien personas. Esta medida, apuntaba Lenin era indispensable para elevar el prestigio del CC como organismo colectivo “para evitar que los conflictos de pequeñas partes del CC puedan adquirir una importancia excesiva para los destinos del partido”. La carta estaba penetrada de preocupación por la unidad y la fuerza del partido Trotski se manifestó en contra del plan leninista de reforzar el CC del partido y aumentar el número de sus miembros pero el CC rechazo su planteamiento. En la carta, Lenin examino el problema de la estabilidad del partido desde el punto de vista de las cualidades personales e varios miembros del CC y dio las correspondientes características de Zinóviev, Kámenev, Trotski, Bujarin y Piatakov.
Lenin en la Plaza Roja el 7 de noviembre de 1919.

Lenin señalo que la conducta capituladora de Kámenev y Zinóviev antes de la revolución de Octubre no había sido casual. Recordó el “no bolchevismo” de Trotski, su lucha contra el CC y lo caracterizo de hombre demasiado presuntuoso y demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos. Está con nosotros pero no es de los nuestros –decía Lenin.
A mediados de verano sobrevino cierto mejoramiento. El 18 y 19 de octubre, Lenin estuvo en Moscú. N. Krupskaya recordaba: “… De súbito se dirigió al garaje tomo el coche e insistió en ir a Moscú una vez en el Kremlin, recorrió todas las habitaciones entro en su despacho, estuvo en la sala de Sesiones del Congreso de Comisarios de Pueblo, luego quiso dar una vuelta por la ciudad, pasamos al lado de la exposición agrícola. Puso en orden sus cuadernos, recogió tres tomos de Hegel y se los llevó consigo… Al día siguiente comenzó a apresurarse para volver a Gorki…”.
Lenin en Gorki.

A principios de noviembre de 1923 visito a Vladímir Ilich en Gorki, una delegación de Obreros de la fábrica de Glújovo, que llevo consigo 18 platones de guindo. Condujeron a la delegación a la antesala. Se abrió la puerta, y Vladímir Ilich salió, risueño, a recibirla. Al aproximarse saludo a todos. Pasados unos cinco minutos los delegados comenzaron a despedirse abrazando y besando a Lenin. El último fue el obrero sexagenario Kuznetsov. Estuvieron abrazados unos dos minutos el anciano Kuznetsov, repetía sin cesar.
-Soy obrero forjador, Vladímir Ilich, soy forjador. Forjaremos todo lo que has concebido.
Al quedarse sólo Vladimir Ilich leyó y releyó hasta muy entrada la noche el mensaje de los obreros de Glújovo. Fue esta la última entrevista de Lenin con los obreros.
El 21 de Enero de 1924, al anochecer, a las 6 h. 50m. Falleció Lenin de un derrame cerebral, en la misma fecha por la noche, se reunió el Pleno del Comité Central. El CC del Partido dirigió un llamamiento al pueblo, en el que decía: “Ha muerto el hombre bajo cuya dirección combativa nuestro partido, envuelto en el humo de la pólvora, enarbolo con mano recia la Bandera Roja de Octubre en todo el País, barrio la resistencia de los enemigos y consolido firmemente el dominio de los trabajadores en la que fue Rusia Zarista. Ha muerto el fundador de la Internacional Comunista, el líder del comunismo mundial, el amor y el orgullo del proletariado internacional, la Bandera del Oriente Oprimido, el dirigente de la Dictadura Obrera en Rusia”.

La dolorosa noticia se propago rápidamente por el país y por el mundo entero. El 22 de Enero M. Kalinin Presidente del Comité Ejecutivo Central, comunico la noticia de la muerte de Lenin a los delegados al XI Congreso de los Soviets de Toda Rusia.
El 23 de Enero fue trasladado de Gorki a Moscú el féretro con el cadáver de Lenin y colocado en la sala de las columnas de la Casa de los Sindicatos, por espacio de cuatro días, a pesar de las rigurosas heladas, centenares de miles de obreros y campesinos, soldados rojos y empleados, delegaciones de trabajadores de todos los confines de la unión soviética, adultos y niños pasaron, día y noche por la sala de las columnas para rendir el último homenaje al gran Lenin . El dolor del pueblo era ilimitado. El 26 de Enero se celebró en el teatro Bolshói una sesión del II Congreso de los Soviets de la URSS consagrada a la memoria del gran guía y maestro de los trabajadores. El primero en hacer uso de la palabra fue M. Kalinin, presidente de CEC de la URSS. Kalinin dijo que el gobierno soviético seguiría invariablemente las indicaciones de Lenin en toda su política tanto interior como exterior. N. Krupskaya que también hablo concluyo su discurso con un llamamiento a todos los trabajadores del país, a todos los desheredados del mundo, a que se unieran bajo la bandera del comunismo.

En el Congreso hablaron entre otros J. Stalin, C. Zetkin y N. Narimánov. En nombre de los obreros de la fábrica Krasny Putílovets hablo A. Sergéev; de los campesinos sin partido, A. Krayushkin; del ejército rojo, K. Boroshílov; de la juventud, P. Smorodin, y los hombres de ciencia el académico S. Oldenburg.
El Congreso adoptó el acuerdo de perpetuar la memoria de Lenin y se dirigió con un mensaje a la humanidad trabajadora. Subrayó que el mejor monumento a Lenin sería la propagación masiva de sus obras, que llevan las ideas del comunismo a todos los pueblos del mundo.
A petición de los obreros de Petrogrado, el congreso aprobó la decisión de dar el nombre de Leningrado a esa ciudad.
El 27 de enero, a las 4 de la tarde, se realizó el entierro de Lenin. El ataúd fue depositado en el Mausoleo construido especialmente para ese fin en la Plaza Roja.
El pueblo soviético se despidió de su Gran Camarada, lleno de profundo dolor. El proletariado internacional en todo el mundo suspendió todos los trabajos durante cinco minutos. Se detuvieron los automóviles y los trenes, se interrumpió el trabajo en las fábricas: los trabajadores de todo el planeta tierra se despedían de Vladímir Ilich Lenin, su camarada, su padre y maestro, su mejor amigo y defensor.

La muerte de Lenin fue una gran pérdida para el partido, la clase obrera del País de los Soviets y todo el movimiento comunista y obrero internacional. Para compensar, en lo posible, esa enorme pérdida, el partido cerró filas aún más estrechamente en torno al Comité Central, y la clase obrera, las masas trabajadoras en torno al partido de Lenin. Decenas de miles de obreros sin partido manifestaron su deseo de ingresar en el Partido Comunista como nunca antes en la historia. El CC anunció la promoción Leninista de obreros industriales. En unas cuantas semanas engrosaron las filas del partido más de 240,000 trabajadores.
Siguiendo consecuentemente los legados de Lenin, manteniéndose fiel a su pensamiento científico, el Partido Comunista fundado y forjado por él, condujo al pueblo soviético a través de planificaciones quinquenales colectivas de la economía por el camino que señalara el Gran Camarada.  
Los trabajos de Lenin constituyeron una etapa superior, la etapa Leninista, el desarrollo del marxismo en la época histórica contemporánea.

Vladímir Ilcih Lenin legó al Partido Comunista de la Unión Sovietica, al movimiento comunista internacional y a toda la humanidad explotada, desheredada, oprimida y desposeída el marxismo-leninismo, incomparable y magnifica ciencia revolucionaria, manantial inagotable de ideas y acciones revolucionarias que seguirán enarbolando miles de millones de trabajadores y explotados en todo el mundo y a lo largo del tiempo hasta acabar definitivamente con la explotación asalariada del hombre por el hombre, con la acumulación privada de los medios de producción esenciales para la vida del ser humano, así como con toda la injusticia, desigualdad, precarización y barbarie delirantemente indigna que imperan dentro del capitalismo imperialista.
“¡La dictadura del proletariado! Palabras que hasta la fecha sonaban en latín para las masas. Merced a la propagación del sistema de los Soviets por todo el mundo, este latín se ha traducido a todas las lenguas modernas; LAS MASAS OBRERAS HAN DADO CON LA FORMA PRÁCTICA DE LA DICTADURA”.
Lenin.

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