lunes, 27 de marzo de 2017

ARISTOCRACIA OBRERA Y OPORTUNISMO: LA NECESIDAD DE COMBATIRLOS FRONTALMENTE

El siguiente articulo ha sido extraído de la Gaceta Papel Revolución No. 5 -Enero 2017- una publicación de Frente Oriente.




El imperialismo y la aristocracia obrera son dos fenómenos estrechamente relacionados. El imperialismo es la base material de la aristocracia obrera.

Para abordar este asunto es necesario definir, en términos generales, el imperialismo. Lenin, en su obra Imperalismo, fase superior del capitalismo,  explica claramente que:

"El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo. Su carácter específico tiene tres peculiaridades: el imperialismo es 1) capitalismo monopolista; 2) capitalismo parasitario o en descomposición; 3) capitalismo agonizante. La sustitución de la libre competencia por el monopolio es el rasgo económico fundamental, la esencia del imperialismo. El monopolismo se manifiesta en cinco formas principales: 1) cártels, sindicatos y trusts; la concentración de la producción ha alcanzado el grado que da origen a estas asociaciones monopolistas de los capitalistas; 2) situación monopolista de los grandes Bancos: de tres a cinco Bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los EE.UU., de Francia y de Alemania; 3) apropiación de las fuentes de materias primas por los trusts y la oligarquía financiera (el capital financiero es el capital industrial monopolista fundido con el capital bancario); 4) se ha iniciado el reparto (económico) del mundo entre los cártels internacionales. ¡Son ya más de cien los cártels internacionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten "amigablemente", hasta que la guerra lo redistribuya! La exportación del capital, como fenómeno particularmente característico a diferencia de la exportación de mercancías bajo el capitalismo no monopolista, guarda estrecha relación con el reparto económico y político-territorial del mundo. 5) Ha terminado el reparto territorial del mundo (de las colonias)."

"(...) La sociedad actual vive a expensas del proletario moderno.[...] Una capa privilegiada del proletariado de las potencias imperialistas vive, en parte, a expensas de los centenares de millones de hombres de los pueblos no civilizados."

Con el entendimiento de las peculiaridades del imperialismo, podemos caracterizar a México como un país semicolonial con un capitalismo dependiente que guarda una relación de subordinación con las economías capitalistas avanzadas; por lo tanto –y de acuerdo con la división internacional del trabajo–, sus relaciones de producción son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia por los intereses concretos del imperialismo. Así, México se estructura como un país que alimenta el carácter parasitario de las grandes potencias imperialistas a través de la importación de capitales que, a su vez,  permiten una intensa explotación de su fuerza de trabajo asalariada y el despojo de sus recursos naturales estratégicos. Con ello, la participación de nuestro país en el mercado mundial contribuye a que el eje de acumulación de la economía industrial se desplace de la producción de plusvalía absoluta a la de plusvalía relativa; o sea, la producción pasa depender más del aumento de la capacidad productiva del trabajo que simplemente de la explotación del trabajador, situación que permite generar las súper ganancias de las grandes potencias imperialistas.

Esta superexplotación del trabajo se instrumenta “legalmente” desde políticas de productividad, flexibilidad, movilidad y polivalencia laboral que el Estado impone a la clase obrera en función de los intereses del imperialismo. Estas políticas de superexplotación intensifican la depauperación de las condiciones de vida del proletariado y, como resultado necesario e inevitable, la elevación en la lucha de clases. En este sentido, el Estado –fiel guardián de los intereses de la burguesía imperialista– buscará las medidas de control y mediatización política e ideológica para contener o amansar la lucha del proletariado. Una de esas medidas es cooptar a las dirigencias obreras:

"Es evidente –reflexiona Lenin– que una súper-ganancia tan gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los obreros de su “propio” país) permite corromper a los dirigentes obreros y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países “avanzados” los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas, abiertas y ocultas. 

"Esta capa de obreros aburguesados –continúa Lenin– o de 'aristocracia obrera', completamente pequeños burgueses en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es (…) el principal apoyo social (no militar) de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista, los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. En la guerra civil entre el proletariado y la burguesía se colocarán inevitablemente, en número no despreciable, del lado de la burguesía, del lado de los “versalleses” contra los 'comuneros'."


El imperialismo, que significa el reparto del mundo y la superexplotación, e implica ganancias monopolistas elevadas para un puñado de los países más ricos, origina la posibilidad económica de sobornar a las capas superiores del proletariado y, con ello, nutre al oportunismo, le da cuerpo y lo refuerza. En síntesis, el imperialismo tiende a cooptar a dirigentes sindicales y obreros y formarlos como una casta privilegiada que, en los hechos, está separada de las grandes masas del proletariado pero que las subordinan a partir de la entrega de dádivas salariales y contractuales menores desde una actividad meramente clientelar. 

Podemos asegurar que la profunda relación económica entre la burguesía imperialista y el oportunismo actualmente ha vencido y sometido al movimiento obrero. Entonces, es necesaria e inevitable la ruptura total y la guerra frontal contra toda forma de oportunismo y contra la aristocracia obrera.

La aristocracia obrera hoy se arrodilla como criada ante los oportunistas y revisionistas que realmente son ajenos al proletariado como clase, que en verdad son servidores, agentes y portadores de la influencia de la burguesía en el movimiento obrero. La tarea fundamental del Frente Oriente, en este sentido, será elevar las formas de lucha, de organización y de conciencia de la clase obrera para aniquilar al oportunismo y a la aristocracia obrera dentro del proletariado; pues si éste no se deshace de ellos, el movimiento obrero seguirá siendo un movimiento obrero burgués. Los llamados a la “unidad” con los oportunistas y con la aristocracia obrera (que en el pasado fueron los dirigentes de la CTM y que en la actualidad se presentan como progresistas y son los FASU y los UNT, los Hernández Juárez y los Flores, los Esparza y los Deschamps, etc.) es objetivamente la defensa de la esclavización de los obreros por la burguesía imperialista a través de sus mejores agentes en el movimiento obrero. La realización de la revolución pasa necesaria e indefectiblemente por la aniquilación de la aristocracia obrera y del oportunismo.


¡¡NINGUNA LUCHA ES SUFICIENTE SI NO COMBATE FRONTALMENTE A LA LACRA DEL OPORTUNISMO!!


Frente Oriente
Proletario y combatiente!!

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