"Hamlet, si tú vivieras en Viet Nam no sostendrías en tus manos
una calavera.
A Nixon no le gusta este seso filosófico,
en sus designios de exterminación total no se contenta
con dejar sin destruir hasta los huesos de los dedos".
Che Lan Vien. Poeta vietnamita que lucho contra los Franceses en 1945.
La tierra recuperó su milenaria mansedumbre; la voz de los
campesinos remplazó al estruendo de los cañones, y el arroz volvió a crecer por
todas partes. Sin embargo, el valle de Dien Bien Phu ya no era el mismo, ya
nunca más seria el mismo: su nombre comenzaba a ser ejemplo; un símbolo de la
voluntad liberadora de un pueblo.
Han transcurrido 63 años desde la magnífica victoria del
pueblo vietnamita en Dien Bien Phu. Más de seis largas décadas en las que se
escribió gran parte de uno de los capítulos más importantes de la historia
contemporánea: la descolonización de los pueblos oprimidos Dien Bien Phu es
algo más que hermoso párrafo en ese capítulo; es, sobre todo, el párrafo que
ilumina una época, que ofrece una lección, que confirma el camino.
En Dien Bien Phu no se libró una batalla “clásica”, sino la
confrontación entre un poderoso ejercito invasor y el potencial movilizado de
un pueblo. Fue un combate entre dos fuerzas muy distintas; entre dos
concepciones antagónicas en su definición, su práctica y estrategia. Las tropas
de élite del colonialismo francés, apoyadas por los sofisticados recursos
logísticos de los Estados Unidos, son derrotadas por un ejército de campesinos y
obreros dispuestos a liberarse del yugo extranjero.
Es obvio que Dien Bien Phu no fue el primer ejemplo de esa
gran reserva de determinación revolucionariaque anida en el espíritu de los
pueblos y es capaz de vencer a poderosos enemigos. Hay muchos otros ejemplos
igualmente valiosos en la historia del
hombre. Pero Dien Bien Phu se produce en un momento muy particular, en el cual
el desarrollo y poderío de las potencias capitalistas establecía su amenazadora
superioridad tecnológica.
La gesta de Dien Bien Phu demostraría que la capacidad
revolucionaria de un pueblo, correctamente orientada por una legitima dirección,
es superior a la capacidad de fuego, al napalm, al agente naranja y demás
desarrollos armamentísticos de los ejércitos opresores y sus Estados mayores.
Esta batalla es un prodigio del arte militar, de un ejército
del pueblo contra el ejército de una potencia colonial dotado de todos los
armamentos y recursos técnicos. En 55 dias de combate, las fuerzas vietnamitas
superaron todas las defensas de la colosal fortaleza militar francesa edificada
en Dien Bien Phu. Más no fue la derrota de un ejército solamente, fue la
derrota la derrota del colonialismo y del capitalismo en Vietnam y el conjunto
de Indochina. La guerra continuaría debido a la agresión imperialista de los
Estados Unidos, pero también ese enemigo sería derrotado finalmente.
La batalla, que se extendió a lo largo de un par de meses,
está narrada por el propio general Von Giap día por día en su libro “La cita de la historia”, del cual
existe una versión al castellano de la editorial
venezolana Monte Ávila, que también circula en Hanoi. Tiene el siguiente epígrafe: “Dien Bien Phu es la cita que la
historia consagra a las guerras de agresión
de nuestro tiempo”. La fortaleza militar de Dien
Bien Phu, considerada inexpugnable, estaba ubicada en lo alto de una colina y
rodeada por siete anillos de fortificaciones, que el ejército
patriota fue tomando una por una. En la madrugada del día
señalado, el general De Castries, que estaba
al frente de las tropas colonialistas francesas, se encontró rodeado, mientras
sus oficiales huían a la desbandada en helicóptero. Esa fue la tapa y portada
de las revistas internacionales, como habría de serlo, años más tarde, la huida
de los efectivos que protegían la embajada norteamericana en Saigón (hoy Ciudad
Ho Chi Minh) en vísperas del 1º de Mayo de 1975, ante la irrupción del Ejército
Liberador de Vietnam del Sur.
Es por eso que el 7 de mayo de 1954 se inscribe en la Historia
con caracteres tan especiales. Muchos serían los pueblos que observaron y
reconocieron en el ejemplo vietnamita la misma voluntad emancipadora, e
iniciaron su propia guerra de liberación. En Argelia, también entonces colonia
francesa, el movimiento revolucionario se lanzó a la lucha armada el primero de
noviembre de ese mismo año, apenas seis meses después de la victoria de Dien
Bien Phu.
Mucho se escribió sobre la batalla que ahora recordamos a 63
años de su aniversario. Estudios sobre recursos y tácticas empleadas; sobre
aciertos y errores militares; sobre el adecuado uso de la artillería o el
inadecuado emplazamiento de otras armas. Pero cuando el paso de los años haga
obsoletas todas las enseñanzas militares, Dien Bien Phu seguirá siendo una
lección política imperecedera.
¡POR CADA COMBATIENTE, POR CADA HERMANO VIETNAMITA Y POR
CADA PUEBLO QUE LUCHA POR SU EMANCIPACIÓN Y CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA!
¡MUERTE AL IMPERIALISMO INVASOR Y SUS GUERRAS DE RAPIÑA!
¡VIVA EL EJEMPLO DEL PUEBLO DE DIEN BIEN PHU!
¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LOS EXPLOTADOS Y OPRIMIDOS!
¡POR LA REVOLUCIÓN ARMADA PROLETARIA-CAMPESINA-POPULAR!
¡FRENTE REVOLUCIONARIO COMUNISTA!
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