Acompañado siempre de su barba, su pelo largo y el libro
rojo de Mao, Breitner se acostumbró a vivir rodeado de polémicas palabras y
decisiones.
Tolo Leal
Alemania-Argentina es uno de los partidos más grandes que se
puede ver en la historia del fútbol mundial. Desde el comienzo de los
campeonatos del mundo se ha convertido en un clásico, y el último y más
importante episodio lo hemos vivido en este Mundial de Brasil, en el que las
dos superpotencias se disputaron el cetro del planeta fútbol.
Pero las tensiones entre europeos y sudamericanos no se
quedan ahí. Un futbolista llevó el extremo mucho más allá: al campo de la
política. Paul Breitner rechazó jugar un Mundial en territorio argentino como
muestra de repulsa a la cruenta dictadura de Videla.
Un futbolista atípico
En realidad, la decisión de Breitner tampoco sorprendió a
nadie. Impropio de un futbolista, su imagen no sólo se asociaba con su tremenda
solvencia sobre el verde. También por su barba, su pelo largo, y el libro rojo
de Mao Tse Tung en el brazo. Breitner rompió con todos los esquemas del
futbolista de la época, se manifestó abiertamente a favor de la Alemania del
Este pese a ser bávaro, y sus palabras fueron en diversas ocasiones motivo de
controversia en una década marcada por la guerra fría.
Su talento en el campo le permite, pero, ser admirado por
todos. Con él o contra él en el terreno ideológico, nadie osaba discutirle
futbolísticamente. Pilar en el Bayern de Munich que dominó en la década de los
70, fue también campeón del Mundo con la selección alemana en el 74, anotando
el tanto de la igualada germana en la final ante Holanda.
Después de aquel título mundial, Breitner ficha por el Real
Madrid, donde ganará dos ligas y una Copa del Rey, cayendo en semifinales de la
Copa de Europa ante su Bayern de Munich, siendo silbado por sus compatriotas.
En el 77 regresa a la Bundesliga, al Eintracht Braunschweig, para volver al
Bayern Munich al año siguiente. Su buen rendimiento le permite seguir siendo un
fijo para la selección alemana. Pero claro, el Mundial se jugaba en Argentina,
y ahí estaba Videla...
Una molestia para sus compañeros
El 7 de abril de 1978 la revista Stern publicaba un artículo
firmado por Paul Breitner en el que atacaba a la dictadura de Videla, y a su
vez a la Federación Alemana de Fútbol por no rechazarla, por acudir al Mundial
que se iba a disputar en poco más de un mes en Argentina. En el artículo,
Breitner acusaba además a sus compañeros de ser "eunucos políticos",
al no manifestar ninguna repulsa hacia la Junta Militar.
"Alemania es el actual campeón y eso le hace tener unas
responsabilidades especiales. La selección no debe dejar que la utilicen como
una marioneta, porque los deportistas, aunque tengan en el deporte su principal
preocupación, no deben ser eunucos políticos", afirmaba el futbolista
germano.
El artículo generó un gran revuelo. En la prensa, en los
aficionados, en la Federación, y también en sus compañeros. El más explícito
fue Berti Vogts, entonces futbolista del Borussia Dortmund, quien se quejó de
que, sin parecerle ésta una mala idea, estas campañas no se hicieran también
con respecto a la supuesta "violación de los derechos humanos en países socialistas", en
clara alusión a la reconocida y marcada ideología de Breitner.
Aquello le valió grandes disputas con todos, y pese a que
fue finalmente citado para acudir al Mundial, rechazó tal posibilidad,
argumentando que él no jugaría nunca en Argentina. En realidad fue una amalgama
de diversas razones: no quería jugar en Argentina, pero también sabía que el
ambiente que iba a encontrar dentro de su selección tampoco iba a ser el mejor,
y además Alemania pasaba en aquellos años por un momento de transición que le
hacía acudir al Mundial sin ninguna aspiración.
Así que, definitivamente, Paul Breitner no acudiría a
Argentina, aunque sí regresaría años más tarde a la selección; una selección
comandada por Karl-Heinz Rummenigge, y que necesitaba de la contundencia de
Breitner para volver a ser grande. Así, llegaría a la final del Mundial del 82,
el de España, donde caería derrotado por Paolo Rossi y la squadra azzurra.
Al año siguiente colgaría las botas, para
dedicarse desde entonces a formar parte del organigrama directivo del Bayern de
Múnich.
No fue el único
Supuestamente, Breitner no fue el único que rechazó
participar en el Mundial de Argentina por su oposición a Videla y su Junta
Militar.
La selección argentina, a la postre campeona, llegaba con El
lobo Carrascosa como capitán. Centrocampista de Huracán, era el alma
carismática de aquel combinado. Pero unos meses antes, decidió no seguir
jugando a fútbol y retirarse. No habló sobre ello; nunca ha hablado sobre ello.
Quizá tampoco haga falta.
También de Johan Cruyff se afirmó que no quiso ir al Mundial
por mostrar su rechazo a la dictadura. Que no acudió, y que explicó los
motivos, está claro. Pero en esta ocasión parece que la cuestión podría
encontrarse más en un incidente acaecido un año antes en Barcelona que le hizo
"replantearse muchas cosas".
Vía: Libertad Digital
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